REFLEXIONES SOBRE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA ESCUELA OAXAQUEÑA Y LO QUE PODEMOS HACER.

Laura Pérez Santiago, Gabriela Lorena García Bolaños, Gerardo Luis González, Patricia Bolaños Ventura.

Introducción

Sin lugar a dudas, la pandemia nos tomó por sorpresa a todos en absoluto, mentiría quien dijera que estaba preparado para afrontar esta situación. El ámbito educativo no fue la excepción pues a partir del anuncio que dio el secretario de educación pública el 14 de marzo de 2020, sobre el adelanto del periodo vacacional, fue uno de los primeros en cimbrarse en la organización de las escuelas. A medida que las autoridades encargadas de brindar la información que sobre la pandemia del COVID-19 existía a nivel nacional, en esa medida el Sistema Educativo Nacional se desnudaba en sus inequidades, desequilibrios, abandonos y desigualdades, mismas que no eran desconocidas, siendo con esas circunstancias más evidentes y profundas.

A nivel primaria el cumplir administrativamente para el cierre del ciclo escolar 2019-2020 fue la principal preocupación de muchos y es que en realidad, poco se podía hacer en los ámbitos pedagógico y comunitario. El trabajar en línea, fue una opción necesaria que utilizaron algunos docentes, sin embargo, al paso del tiempo se visibilizó lo discriminatorio y excluyente que esto podía ser, la mayoría de los estudiantes no cuentan con un equipo digital y su uso también está condicionado por variantes como la familia, las actividades domésticas, el dinero, etc. condiciones que resaltan aún más la brecha social que siempre ha existido en la educación, sin embargo, fue la brecha digital la que ahora se manifestó en gran dimensión.

El creer o pensar que los estudiantes, docentes y padres de familia comparten metas comunes, es una falacia en una sociedad cuyo principal objetivo es exacerbar lo individual, donde se ha priorizado la acumulación desmedida sin reflexionar en el ser, donde priva el individualismo, la cosificación incluso de la vida misma, prueba de ello es el incremento de los contagios por no atender las llamadas reiteradas hasta el cansancio del ya famoso “Quédate en casa”, situación que hace más evidente las desigualdades, puesto que todo ser humano comprende esa expresión, pero que en la vía de los hechos cuesta cumplirlo; porque no son las mismas condiciones en las que se desenvuelve un asalariado, un jornalero, un desempleado, un vendedor ambulante, un pequeño comerciante, una ama de casa, los indigentes, etc.

Las desigualdades originaron que los docentes buscaran diferentes alternativas para darle continuidad al trabajo escolar y desde su creatividad y contexto las fueron diseñando de acuerdo a las circunstancias. Desafortunadamente hubo quienes desaparecieron de la geografía por no contar con un dispositivo móvil de comunicación o por encontrarse en un espacio donde la conectividad es inexistente, situación que es notoria también en las colonias marginadas cercanas a los centros urbanos. En suma, muchas de las estructuras que sostenían a la sociedad se vieron rebasadas y algunas se derrumbaron en la práctica.

¿Después de la pandemia que sigue?

La información que emana de los diferentes organismos de salud a nivel nacional y mundial, dejan claro que esta pandemia por COVID-19 seguirá siendo tomada en cuenta para la organización del ciclo escolar 2020-2021 en todos los niveles educativos y en muchos otros ámbitos de la vida de la sociedad.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aportó un dato estremecedor para destacar que el fenómeno se seguía acelerando “pasaron más de tres meses para que ocurriera el primer millón de casos en el mundo, pero el último millón se acumuló en solamente una semana” (La Jornada, 23 de junio de 2020).

El impacto de la pandemia de Covid-19, está determinando la transformación de todas las actividades pedagógicas, administrativas y comunitarias de las escuelas y deja muy claro que mientras no se esté garantizando la salud de los estudiantes y docentes, no se estará regresando a clases de manera física como se hacía anteriormente. Distintos medios de comunicación señalaron las incongruencias entre la realidad y lo que deseamos, como lo señaló el periódico “La Jornada” (2020):

París. París cerró dos escuelas recién abiertas tras haberse señalado casos positivos de coronavirus, informaron el miércoles las autoridades de salud. Francia, a diferencia de otros países europeos que han adoptado un enfoque mucho más cauteloso, retomó las clases de forma obligatoria desde el lunes. Algunas escuelas ya habían estado abiertas, al menos parcialmente, desde hace varias semanas, pero la presencia seguía siendo opcional. Pero una escuela primaria del este de París, con 180 alumnos, cerró el martes después de que se descubrieran tres casos positivos de Covid-19.Sucedió lo mismo en otra escuela en el centro de la capital, con 200 alumnos, que cerró este miércoles de forma preventiva después de que se señalara un caso positivo. (La jornada, 24 de junio de 2020)

Siendo la salud el bien más preciado que tenemos los seres vivos, se tiene que ser muy responsable para cuidar de ella y de toda la comunidad educativa, que puede ser susceptible a contagiarse o ser portador y contaminar a sus familiares en casa. Ante este escenario de complejidades nunca imaginadas, debemos repensar el impacto que la escuela tiene en la sociedad y ésta tiene por fuerza que considerar la realidad tan heterogénea que hoy se han vuelto a mostrar en toda su magnitud.

Plenamente conscientes de que este momento de crisis nos debe servir para generar ideas nuevas de progreso, es un momento crucial para diseñar el futuro que deseamos para quienes vienen detrás de nosotros, es una necesidad apremiante, en suma no tenemos más remedio que crear ese futuro que deseamos o en su defecto, esperar cómodamente a que los que de alguna manera han decidido por nosotros, nos marquen las pautas a seguir y pasar por desapercibido lo que hoy estamos viviendo. Por su parte el Secretario de Educación Pública Esteban Moctezuma señaló que “el sector educativo no correrá riesgos, y será el último en incorporarse a la Nueva Normalidad, ya que el cuidado de la salud y el bienestar de quienes integran las comunidades de aprendizaje son prioridad”. (Pineda E., 19 de junio de 2020)

Desde los nuevos panoramas a nivel mundial que han venido construyéndose a partir del tema de la pandemia (mismos que dejaron en evidencia la gran importancia e implicación que la educación tiene para enfrentarse al capitalismo vigente y que pronostica grandes cambios en el estilo de vida) la escuela no puede quedarse por debajo de las demandas de una nueva realidad.

¿Repensar nuevos caminos?

Desde los espacios académicos, colectivos y de formación, la necesidad de reconceptualizar los saberes se hace apremiante, pues todo cobra sentido si en un ejercicio democrático el directivo, el maestro del aula, los administrativos, los padres de familia y la comunidad ejercen la responsabilidad de implicarse en la reorganización de la vida escolar.

Partimos de la base que la democracia requiere una ciudadanía implicada en el ejercicio de la libertad de expresión, lo cual significa: Reconocer el derecho a expresar las opiniones y los puntos de vista de cada uno y respetarlos, coincidan o no con los propios. Comprometerse a expresar los puntos de vista personales, entendiendo que la participación es imprescindible para el ejercicio democrático. Implicarse en el diálogo con los que discrepan, para entender sus razones, para comprender la realidad de manera más compleja y real y para negociar con ellos y llegar a acuerdos que permitan avanzar y den satisfacción a todas partes. (Cassany, 2011, p.30)

La realidad educativa y social actual, margina conceptos tradicionalistas y trata de rescatar los conceptos auténticos de estudiante, docente, escuela y educación; nos lleva a repensar los fines del curriculum y a reflexionar sobre el uso de las tecnologías en la vida diaria, entre muchas cosas más.

En estos momentos debemos preocuparnos y ocuparnos por resolver problemas y cuestiones, significativas y reales de manera colaborativa, entre toda la comunidad escolar sin preocuparnos por transgredir los límites impuestos en planes y programas oficiales, en cuanto a curriculum se refiere y sin lugar a dudas el documento rector que sustenta el Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) contiene elementos esenciales que deben revalorarse por su importancia.

Consideramos que la escuela debe priorizar la preservación de la vida a partir de la concienciación hacia la madre tierra, los estudiantes como los docentes, solamente somos parte mínima del planeta y somos seres humanos con una serie de situaciones positivas y negativas que enfrentamos en la vida cotidiana, tenemos aspiraciones a futuro, sabemos que toda acción debemos definirla de manera colaborativa entre docentes y estudiantes, las acciones deben ser críticas y extraídas de la realidad, tal como se vive, se disfruta y se trabaja individual y colectivamente. En el libro “La cruel pedagogía del virus” Boaventura De Sousa(2020) refiere que la vida humana representa solo el 0.01% de la vida existente en la Tierra. La defensa de la vida en nuestro planeta en su conjunto es la condición para la continuación de la vida de la humanidad.

Las fronteras entre lo escolar y el contexto social del estudiante, se deben difuminar y dar paso a resolver preocupaciones y necesidades de la propia vida, la experiencia, los conocimientos, la realidad social y las acciones de los sujetos educativos deben estar en armonía y congruencia, como resultado de un curriculum que tenga como propósito lo expuesto hasta ahora.

Y si hay que empezar de cero…pues se empieza Podemos visualizar un plan metodológico alternativo para desarrollar el proceso de construcción de aprendizajes, que requerirá de nuevas habilidades a desarrollar en los procesos formativos, exigidas por el propio proceso académico y la vida misma, que se enfrenta a una crisis de salud como la originada por el virus del COVID-19.

Una propuesta que sea antes que nada, del conocimiento del cuerpo, su funcionamiento, la alimentación y sus cuidados para preservar la salud; que sea democrática, equitativa, incluyente, filosófica, comunitaria, ecológica, creativa, que use los medios digitales y tecnológicos actuales, que sea una propuesta crítica y social de prevención y solución usando los recursos racional y equitativamente.

En suma se requiere de una propuesta global e incluyente desde la óptica siguiente:

Un punto importante a retomar es lo que Giddens (2000) en su libro “Un mundo desbocado” señala a la globalización como un concepto que permite afirmar la identidad local. Refiere que la tolerancia de la diversidad cultural y la democracia están estrechamente ligadas, y la democracia se está extendiendo por el mundo. Adentrarse en el conocimiento del exterior, permite reafirmar lo propio y tomar partido en la participación con el mundo.

Tal y como sucede en esta contingencia, el internet resulta un espacio que debe explotarse
con habilidades de criticidad para ampliar la capacidad de discernir la información que llega a nuestros medios, evitando la reproducción de categorías de dominación como lo son el racismo, el clasismo y el poder dentro de las mismas contingencias mundiales.

El PTEO se posiciona nuevamente como un documento rector para el magisterio oaxaqueño, porque se fortalece de una serie de directrices que nos permitirán hacerle frente a las actuales circunstancias.

La atención en línea, debe ser una herramienta más, pero de ninguna manera podemos permitir que sea la solución y que dé paso, a que en algún momento se considere que el espacio que representa la escuela se puede dar por perdido o se pretenda sustituir por las herramientas digitales.

Las condiciones que tenemos que enfrentar en la etapa que se avecina requiere de verdaderos “intelectuales transformativos” (Giroux, H., 1990), se requiere de un docente que lea críticamente los innumerables textos que circulan en los distintos medios para poder discernir sobre cuales le serán útiles para enfrentar las mistificaciones ideológicas que aún existen en la sociedad, es decir un lector cuyas prácticas lectoras sean “democratizadoras” (Cassany, 2011).

Se requiere conseguir que lo pedagógico sea más político y lo político más pedagógico, el nuevo papel del docente debe ser asumido como un profesional reflexivo, un intelectual capaz de hacerse cargo de una práctica pedagógica contextualizada social y políticamente, cuyo objetivo explícito busque la transformación social.

En educación nada es inocente, ni nada es neutral frente a la realidad, es necesario cuestionarse sobre el “qué y para qué” de las distintas actividades a desarrollar, necesariamente debemos organizar el trabajo en colectivo, no el colectivo de membrete que sirve para acciones sin trascendencia, no el colectivo como requisito administrativo, sino que un colectivo que verdaderamente se ocupe de diseñar acciones que permitan el bienestar común en todos los aspectos: “Cuido al otro, para que el otro me cuide a mi” sería una tarea impostergable.

Una pedagogía por proyectos puede ser la vía a través de la cual se logren mejores aprendizajes, que realmente sean significativos no solamente para el estudiante sino también para toda la familia, porque incluso el tema puede permitir que todos los integrantes generen aprendizajes, y por sobre todas las cosas, que estos aprendizajes sirvan realmente para la vida.

“Existen razones humanistas evidentes para implementar una pedagogía por proyectos en las aulas y en los establecimientos escolares: desarrollar personalidades que tengan a la vez el sentido de la iniciativa y de la responsabilidad, pero también de la tolerancia y la solidaridad. En efecto, la pedagogía por proyectos no podría reducirse a una simple técnica educativa o a un nuevo “método”. Esto implica de manera más vital, un cambio de estatuto de los niños en la escuela a partir de una profunda revisión de las interrelaciones entre adultos y niños (y entre docentes y padres). (Jolibert, J.,2014, p.28)

El impacto puede ser mayor si cada familia determina el tema del proyecto a trabajar (pueden ser temas desde la alimentación, la salud, el medio ambiente, la contaminación, la
política, la economía, sistema de eliminación de residuos en la comunidad, las necesidades y satisfactores para un futuro, incluso diseñar y promover campañas, etc.) y bajo la coordinación del docente darle el seguimiento correspondiente.

En esta nueva etapa se requiere que le demos su lugar e importancia a los conocimientos ancestrales que aún prevalecen en nuestros abuelos o personas caracterizadas, pues son conocimientos válidos que han servido para preservar la vida, la salud y una relación de respeto con nuestro entorno natural.

Las ideas que tienen las personas sobre sí mismas y sobre su mundo – sus percepciones, creencias, valores, etc.- se construyen a partir de sus experiencias. Lo que aprendemos al reflexionar sobre nuestras experiencias se convierte en un recurso para afrontar los problemas, los asuntos y otras situaciones, tanto personales, como sociales, cuando surgen en el futuro.

Estas experiencias, y los esquemas de significado que construimos a partir de ellas, no se limitan a asentarse en nuestra mente como categorías estáticas y pétreas. Al contrario, son significados fluidos y dinámicos que se pueden organizar de una forma para ocuparse de un asunto, de otra forma para un segundo asunto, etc . (Beane, J., 2010, p. 24-25 )

De manera natural el cambio en la forma de trabajar y en las relaciones posteriores a esta etapa de distanciamiento social, seguramente establecerá un nuevo vínculo con los padres de familia, sentimos que ese término trillado de que son nuestros “aliados naturales” recobrará la vigencia pues hoy los docentes tenemos la obligación de darnos cuenta de que podemos trabajar juntos, puesto que el maestro tendrá la posibilidad de leer las acciones cotidianas que ocurren en el hogar de los estudiantes.

De volver a empezar, las distintas estructuras deberán por consiguiente modificar las relaciones que se habían establecido, pues la premisa ineludible que estará en juego es el cuidado de la vida de quienes nos rodean y la propia, siendo prioritario la estabilidad en general de toda la comunidad educativa.

Sin lugar a dudas una de las exigencias que se tiene que establecer desde ahora es que se dote de los recursos tecnológicos elementales a los estudiantes y sus familias para que se pueda acceder de manera gratuita a los servicios de internet.

Como ejercicio se pensó en revisar algunos conceptos antes y después del COVID-19, como provocadores para una reflexión, mismos que pueden ser de utilidad para los lectores y quienes se interesen por transformar las prácticas pedagógicas.

Cuadro comparativo de los conceptos de antes/ los conceptos de ahora, en construcción y de acuerdo a la evolución de la pandemia.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Beane, J. (2010), La integración del currículo. Madrid, España: Morata

Cassany, D., (2011) Prácticas lectoras democratizadoras, En Textos de didácticas de la lengua y de la literatura, Núm. 58. (pp.29-40) Cierra París dos escuelas por nuevos casos de Covid-19 (24 de junio de 2020). La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/06/24/cierra-paris-dos-escuelas-recien-abiertas-por-nuevos-casosde-covid-19-1396.html

De Sousa, B. (2020) La cruel pedagogía del virus. Argentina: CLACSO

Giddens, A. (2000) Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas. Buenos Aires: Taurus

Giroux, H. (1990) Los profesores como intelectuales. España, Barcelona: Paidós.

Jolibert, J. y Sraïki, C., (2014) Niños que construyen su poder de leer y escribir. Buenos Aires: Morata.

Pandemia sin fin (23 de junio de 2020). La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/2020/06/23/edito

Pineda, E. (19 de junio de 2020) Educación futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/sera-sector-educativo-el-ultimo-en-incorporarse-a-la-nueva-normalidad-no-correrariesgos-sep/