LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

La Jornada, Opinión

11 de agosto de 2015

El policía comunitario trepó hasta el extremo superior del asta bandera donde se encuentra el sombrerete. Colocó el cordel de un cuarto de pulgada de espesor en la driza y descendió hasta el suelo con cautela. La ceremonia de izamiento de la Bandera Nacional en la plaza central de Tixtla, para celebrar el 233 aniversario de Vicente Ramón Guerrero Saldaña, pudo comenzar.

La banda de guerra de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa interpretó el Himno Nacional y el de Guerrero. Los policías comunitarios de diversos barrios y comunidades del municipio, como Acatempa, Los Amates, San Antonio, El Troncón, El Zapote-Pinitos y El Durazno, presentaron armas. El lábaro patrio subió hasta lo más alto del asta.

Ni el cordón ni la bandera de los comunitarios eran los originales. Las autoridades municipales se los llevaron para sabotear el acto cívico-popular. Enojados porque este año el ceremonial para rendir homenaje al consumador de la Independencia no fue encabezado por el Ejército, los políticos locales procuraron entorpecerlo. Todo fue en vano. El movimiento popular, encabezado por los padres de familia de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, superó los contratiempos que le pusieron.

La jornada arrancó a las 6 de la mañana en la casa cuna del general Vicente Guerrero, con dos homenajes distintos. El primero fue organizado por la policía comunitaria de El Fortín. El segundo, por los otros guardianes populares de Tixtla. En ambos se depositaron coronas florales en memoria del insurgente. Poco después, parte de las policías comunitarias se trasladaron a la plaza cívica José María Morelos a izar la bandera.

Las ceremonias populares de este 9 de agosto tienen un alto valor simbólico. Los padres de familia de los 43 desaparecidos hicieron a un lado al Ejército y mandaron un mensaje muy claro: ¿No nos permiten entrar a los cuarteles? Nosotros no los vamos a dejar entrar a nuestra ciudad. O, como dijo una de las madres de familia: vamos a ser una piedra en su zapato.

El movimiento popular de Tixtla, que boicoteó con éxito las elecciones municipales del pasado 7 de junio, se apropió del rito cívico-militar en homenaje al libertador y organizó con fortuna una celebración alternativa. En lugar de un desfile de soldados profesionales, marcharon, en dos movilizaciones diferentes, policías comunitarios armados, junto a padres de los desaparecidos, estudiantes de Ayotzinapa, maestros democráticos, familiares de presos políticos y organizaciones populares.

El gobernador del estado, Rogelio Ortega, explicó que la no participación del Ejército buscó evitar alguna confrontación. Ya el año anterior, policías comunitarios armados con machetes y normalistas de Ayotzinapa irrumpieron en el desfile para exigir la liberación de sus dirigentes presos.

Las jornadas de lucha de este 9 de agosto hicieron evidente la división del movimiento popular en el municipio. De un lado se encuentra la Asamblea Municipal Popular y del otro el Comité Promotor del Concejo Popular Municipal. Aunque ambos demandan que, en lugar de convocar a nuevas elecciones para elegir alcalde, el gobierno local, el ayuntamiento, quede en manos de un concejo popular, difieren de los tiempos y las formas de su integración, y en el trato que se debe tener con el gobierno. (http://www.jornada.unam.mx/2015/08/11/politica/017a1pol?partner=rss)

 

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